sábado, 29 de noviembre de 2014

El silencio del viento

Solo somos un cuerpo pasajero,
un equipaje cargado de recuerdos
reflejados en el espejo del tiempo,
deformados, depurados en nuestro consciente,
irreales, trascendentes a su origen.

Atrapamos con nuestros sentidos
y nos dejamos embriagar de aquello
perecedero, de aquello mutable,
por los deseos, por las pasiones
que nos endulzan la existencia.

Nos ciega la fuente del oro
y siempre tener más en el bolsillo,
al otro lado de la calle
el llanto del hambre y la penuria
ensordece nuestros oídos.

Nos recogemos en la noche,
nos abandona nuestra careta
y surge un niño temeroso,
arrinconado sobre el frío terrazo
de la habitación, horrorizado
ante la tenue luz del nuevo día.

Escuchemos el silencio del viento,
descubrámoslo oculto tras su incesante
murmullo,
y quizás,
llegados a este punto de inflexión,
tan solo nos quede precipitarnos
hacia la búsqueda del alma inmortal.

Daniel, 2014         
                        

                 

miércoles, 1 de octubre de 2014

Pueblo eterno

Con el despuntar del alba
el canto del gallo no proporciona
aliento, apremiando el ocaso
del rocío fundido en un eterno beso
junto a las hojas del trigo invernal.

Humo en espirales ascendentes
escapa de las viejas chimeneas,
aroma de pan recién horneado
se entrelaza con el frío cortejo de la mañana.

Rudos hombres de pesadas manos
poseen la grieta del tiempo anudada
en sus rostros, sus hombros petrificados
ante el inclemente sol del horizonte
se rinden a la eterna sucesión
de los días de estío.

El tiempo marca su impasible letargo.

Sus sufridas mujeres alientan y dan
calor al hogar, en las tardes,
al compás de la danza del arroyo,
frotan sus ropas con el agua que se
precipita y precede a su fin.

Sus hijos parten en busca
de nuevas primaveras donde encontrar
la prosperidad anhelada,
atrás dejan tradiciones familiares
que lastran sus alas,
atrás dejan los días sucediéndose
una y otra vez,
atrás la madre llora
por el hijo que no está.

Soga en mano, el macho cruzando
un camino amarillo y polvoriento
tira del carro con esmero, deseada
y bendecida cosecha ya es tiempo
de recogida entre cánticos y romerías.

En la plaza, junto a la iglesia,
lluvia de intercambio de alimentos
obtenidos con el sudor de sus frentes,
artesanos elaboran collares
al alcance de unos pocos,

con su traje remendado de Domingo,
las almas acuden a misa de doce
con su adormecida letanía, pipa
en mano el anciano sigue contando
las leyendas del lugar.

Pueblo eterno que al llegar la noche,
te vas a la cama sobreviviendo
a otro mismo atardecer.
                                                                 
                                                                    Daniel, 2014

domingo, 22 de junio de 2014

Angels

El amor más desinteresado,
el que jamás esperaba nada a cambio,
el que secaba mis lágrimas,
el que escuchaba y arropaba
cada noche con cariño,

el que viajaba al mundo de la Fantasía,
junto con sabios enanos y reyes con magia,
ingrávidos venían desde un lugar muy lejano
para que los sueños no dejaran de despertar,
el que mimaba y educaba al corazón
con el deseo de convertirlo en buena persona,

el que con paciencia inventaba su tiempo
y trabajaba en favor de labrarme un camino
donde anduviera la felicidad,
el que siempre estuvo a mi lado
desde que tuve uso de razón,
el que me quiso infinito y sincero.

Me enseñaste a coser retales
en el suave tejido que envuelve los sueños,
para que no escape el polvo de estrellas
que estos llevan dentro al rasgarse
con los escollos salientes de la travesía adulta.

Me enseñaste a fabricar la materia
con la que se forma el camino
que logra alcanzar la magia.
Me contaste la actitud del esfuerzo
y a creer en las posibilidades propias.

En la isla de la infancia,
tú fuiste el puerto donde el barco
se siente protegido y en calma,
al refugio de los vientos de levante.

Late el corazón más grande
apadrinado por los cuatro vientos,
rebosando y bañando de bondad
a todo el que a tu alrededor se encuentre.

Símbolo de la mujer independiente,
trabajadora, fuerte y entregada
siempre a los demás.

Imagina que no haya países.
Imagina a toda la gente viviendo en paz.
Imagina, Imagina, Imagina.

De que manera agradecerte
todo lo que por mí has hecho,
las bonitas rosas que tengo
florecieron por tu primavera de abril,
la mejor madre que he podido tener.
Desde el mar de la sinceridad
mi gratitud alza el vuelo,
et vull i sempre et voldré.

Y allá donde yo me encuentre,
sé, que en la orilla junto al mar del Cabañal,
te encontraré siempre.              
                                
                                                                              Daniel, 2014