Podría haber interpretado las
canciones
más tristes esta mañana, a solas
mi voz y mi guitarra, sin embargo
no lo hice, tan solo supe, en la
distancia
de esta desgarradora oda
melódica,
que no volvería a verla más.
Ya en la noche, la música me
embriaga
con su nostálgica letanía,
y logro escribir los versos, tan
desnudos,
que jamás se atrevieron a
mostrarse
ante el público.
Ya no despertaré
con las caricias de sus palabras,
con las caricias de sus palabras,
con la calidez de su voz
entregándose a mi oído,
entregándose a mi oído,
con su perfume embriagándome
de la nostalgia que germina
de la nostalgia que germina
con nuestro adiós.
Ahora el alba vendrá a visitarme
para decirme en secreto y al
oído
su nombre.
Daniel 2016