viernes, 30 de diciembre de 2016

La imagen en el espejo

El espejo reflejaba su imagen
ausente, liberada de toda forma,
desafiante a la norma que dicta el tiempo
y ajena a los días que su alma contaba.

Se resistió a envolverse en papel mojado,
sabe que algún día todos partirán;
en el espejo la vida se transforma
en jirones que penden de su piel.

Ahora abandona el pensamiento añil
para iniciar un nuevo punto y aparte
que a su imagen y semejanza deforma
dejando al espejo del tiempo dormido.


Daniel         

viernes, 16 de diciembre de 2016

Como atemporal tempestad

Como atemporal tempestad
mi soledad se precipita
por las grietas del olvido.

Como un mar de lágrimas
llora la tormenta
buscando el dique de tu nombre.

Como una barca a la deriva
pongo rumbo a la memoria
por la estela del pecado.

Como un alarido en penumbra
mis manos buscan a tientas
tu cuerpo ahora ausente.

Como atemporal tempestad
trasciendo a la batalla
por los límites del tiempo.


Daniel, 2016          

jueves, 8 de diciembre de 2016

Y tembló la oscuridad

Un escalofriante halo de luz
atravesó el salón.

La ausencia golpeó su cabeza
con ahogado grito
tapizado de silencio.

El cortante y frío acero
congeló sus entrañas
tiñendo de plomo el cielo.

En segundos
su vida voló como fotogramas
de otra época ahora erosionada,
como caricias
que se pierden al contacto
del resentido cierzo,
como las notas
que tras apolillado letargo
indigestan el vientre
de un oxidado saxofón.

De esta manera
la valentía se disfrazó
de cobardía para 
no volver a despertar.

De esta manera
tembló la oscuridad
para sepultar su miedo.


Daniel, 2016          

lunes, 14 de noviembre de 2016

La luna

Allá arriba,
la luna.

Pacto de silencio,
muda sobre el bulevard
mientras dos amantes
sentencian su tiempo.

Maestra del olvido,
trovadora de melodías
que lloran a la ausencia.

Doctora del pecado,
incendiaria de pasiones
que claman bajo
una lengua inquisidora.

Allá arriba,
la luna.

Te atrapa en su locura
a tientas,
te hospeda en el inconsciente
del alma,
desata las fantasías
más pretéritas,
las noches edulcoradas
con lluvia pasajera.

Allá arriba,
la luna.

Testigo implacable
de juegos imperecederos.
Lilith, perpetua,
te viste de negro satén,
te ofrece su lecho,
te entrega la uva y la hiel.

Esencia inmortal,
materia que burla
la caída de las hojas
que se abandonan
ante la penumbra
del crepúsculo otoñal.

Allá arriba,
la luna.


Daniel, 2016          

jueves, 6 de octubre de 2016

Puedo hablarte

Autor de emociones,
nómada en un viaje
que fluye entre los matices.

Puedo hablarte del dolor del amor,
frío como la escarcha de una noche
de invierno derritiéndose 
tras la lacerante mirada del adiós.

Puedo escuchar las palabras
que desprende la voz de tus ojos.

Puedo acariciar las sensaciones
que se estremecen con la nostalgia
que incendia tu fuego.

Puedo ver el color de la gota
de agua que cae al vacío
liberándose de todo dominio.

Puedo escuchar el silencio del viento
imperante tras su punzante murmullo.

Puedo volver del lugar donde el infinito
toca su fin para volver a continuar.

Puedo sentir la angustia y la alegría 
de quién tiene a alguien
por quién llorar.

Puedo precipitar la tormenta
que desata el ritual de tu cuerpo.

Puedo hablarte del instante
y el olor a perfume que lo envuelve,
su fracción y el sabor atemporal
que lo estremece.

Sin embargo, 
no puedo retener al amor
que creyéndose libre de ataduras 
se marcha muriendo en la displicencia 
de esta maniatada noche.

Puedo hablarte.


Daniel, 2016          

martes, 6 de septiembre de 2016

Su nombre

Podría haber interpretado las canciones
más tristes esta mañana, a solas
mi voz y mi guitarra, sin embargo
no lo hice, tan solo supe, en la distancia
de esta desgarradora oda melódica,
que no volvería a verla más.

Ya en la noche, la música me embriaga
con su nostálgica letanía,
y logro escribir los versos, tan desnudos,
que jamás se atrevieron a mostrarse
ante el público.

Ya no despertaré
con las caricias de sus palabras,
con la calidez de su voz
entregándose a mi oído,
con su perfume embriagándome 
de la nostalgia que germina
con nuestro adiós.

Ahora el alba vendrá a visitarme
para decirme en secreto y al oído
su nombre.

                                                              Daniel 2016