domingo, 22 de junio de 2014

Angels

El amor más desinteresado,
el que jamás esperaba nada a cambio,
el que secaba mis lágrimas,
el que escuchaba y arropaba
cada noche con cariño,

el que viajaba al mundo de la Fantasía,
junto con sabios enanos y reyes con magia,
ingrávidos venían desde un lugar muy lejano
para que los sueños no dejaran de despertar,
el que mimaba y educaba al corazón
con el deseo de convertirlo en buena persona,

el que con paciencia inventaba su tiempo
y trabajaba en favor de labrarme un camino
donde anduviera la felicidad,
el que siempre estuvo a mi lado
desde que tuve uso de razón,
el que me quiso infinito y sincero.

Me enseñaste a coser retales
en el suave tejido que envuelve los sueños,
para que no escape el polvo de estrellas
que estos llevan dentro al rasgarse
con los escollos salientes de la travesía adulta.

Me enseñaste a fabricar la materia
con la que se forma el camino
que logra alcanzar la magia.
Me contaste la actitud del esfuerzo
y a creer en las posibilidades propias.

En la isla de la infancia,
tú fuiste el puerto donde el barco
se siente protegido y en calma,
al refugio de los vientos de levante.

Late el corazón más grande
apadrinado por los cuatro vientos,
rebosando y bañando de bondad
a todo el que a tu alrededor se encuentre.

Símbolo de la mujer independiente,
trabajadora, fuerte y entregada
siempre a los demás.

Imagina que no haya países.
Imagina a toda la gente viviendo en paz.
Imagina, Imagina, Imagina.

De que manera agradecerte
todo lo que por mí has hecho,
las bonitas rosas que tengo
florecieron por tu primavera de abril,
la mejor madre que he podido tener.
Desde el mar de la sinceridad
mi gratitud alza el vuelo,
et vull i sempre et voldré.

Y allá donde yo me encuentre,
sé, que en la orilla junto al mar del Cabañal,
te encontraré siempre.              
                                
                                                                              Daniel, 2014