jueves, 12 de abril de 2012

Puede suceder


En un preciso instante,
en un determinado lugar,
en un determinado tiempo,
en un determinado segundo en el que nos
encontremos desencadenarán los acontecimientos,
se fijará la trayectoria lineal en constante cambio,
repleta de alternativas dependientes de otro
preciso momento, de otro preciso instante que
determinará continuamente el viaje realizado.

Esta noche todo aquello que desees puede suceder,
tan solo tienes que mantener la actitud adecuada,
tan solo tienes que sentir,
tan solo debes aflorar la emoción en el núcleo del alma,
tan solo tienes que atraer los sueños escondidos
más allá de las estrellas,
los sueños conocedores de la cara oculta de la luna,
los sueños esperando la oportunidad del momento
para emprender un viaje desde un punto de inicio
sin retorno al pasado, desprendiendo el polvo de estrellas
que alimenta la varita mágica de las hadas ocultas
en la región escondida del bosque, donde la huella
del hombre no ha conseguido alcanzar en el tiempo.

Tan solo tienes que dar rienda suelta a la imaginación.


Daniel, 2012

Amanecer de luna


Este amanecer de luna
que se eleva desde el mar
teñido de anaranjadas pinceladas,
abriéndose paso entre la oscuridad
de la noche de esta fría tarde de invierno.

Tras de mí, el barrio con sus calles
bañadas de salitre y humedad,
esconde secretos recónditos tras sus ventanas
sobreviviendo al intercambio de la infame corrupción.

Cada puerta esconde una historia que ocultar…

Las verdades relativas se encuentran suspendidas
en el aire estanco, esperando que una bocanada
de aire fresco las empuje contra la virginidad
de alguna nube, convertidas en gotas de agua fría
que caen al suelo infiltrándose sus partículas,
aferrándose a las entrañas de la tierra donde
finalmente se transforme su materia y florezca la duda.

Todo ello me recuerda la insignificancia
de todos los seres, lo extremadamente
necio de la virtud humana y que
allá afuera, la magia se encuentra
a la espera de ser realmente descubierta,
más allá… de donde habitan los sueños.


Daniel, 2012

Océano de silencio


Este océano de silencio que oprime la cabeza
hasta el centro, separándola del espacio contiguo
donde nuestros cuerpos yacen entrelazados
rogándole al tiempo que no extinga la magia.

Dices que en el espejo de mis ojos
se ve reflejada la tristeza,
en los tuyos observo deformado mi rostro.

En ese preciso instante se interpone el silencio,
silencio que se ahoga en un océano de dudas
y deja paso a un intenso dolor, provocando
el desconcierto de lo que alguna vez fuimos.

Como explicar que excepto en lo más profundo
de mi interior, transcurridos diez años,
no soy el mismo de antaño.

Se reitera el silencio ingrato que oprime el pecho
y contamina la atmósfera de este lugar. Silencio
que acalla mi voz y silencia el más preciado
silencio que existía entre los dos.

Como decir que no soy ni tan bueno como entonces
ni tan canalla como ahora. Tan solo un ser humano
con retales de cosidos imperfectos que puede
equivocarse, que no merece el bombardeo
constante que propaga la metralla de tus palabras
sin saber siquiera si merece tu perdón.

Este sentimiento cansado por el paso de los años,
inerme entre cuatro paredes que lo limitan.
Lo que entonces fue abrir puertas, ahora
es cerrarlas hastiado de todo lo que conlleva.

No dudes que una parte de mí es tuya,
pero no olvides que en mayor medida
la parte sigue siendo mía.

Daniel, 2012

Compañero de viaje



Con paso ligero avanzo
por la senda que se pierde tras la montaña,
impregnado olor a tierra húmeda y pino.
Por mi recuerdo sucesión de imágenes, emociones
de un tiempo pasado que no volverá,
transcurren fugaces con retorno al punto
de encuentro recóndito de mi consciente.

Fiel compañero de viaje sigue mi paso,
la mente racional queda atrás
para dejar paso al instinto primario
en plena unión con su equilibrio natural.
La vigilia del águila despierta de su letargo.

Desde las alturas de la cima
las cosas se ven desde otra perspectiva.
La brisa airea los despojos del alma,
el sol clarea la penumbra instalada
en el umbral de la zona interior.
El descenso retorna al punto de inicio
donde los caminos convergen.

Al caer la noche los maderos
arden arropados por las llamas,
con el tiempo todo cambia y se transforma,
el fuego desprende y enciende la nostalgia,
al tiempo todo resulta perecedero.

Sereno y ajeno a las apreciaciones
del momento, mi compañero de viaje
descansa junto a mí. Reminiscencias
de una soleada mañana de invierno,
expectante frente a la puerta del refugio
encontré tus sultanes ojos.
Deseo que a mi lado camines por siempre.

Daniel (2011)


Travesía de la Soledad


Voy caminando por la travesía de la Soledad,
solitaria como un corazón sin su fuego,
como una noche sin luna,
como una mirada perdida al vacío.

Voy caminando y a mi paso se abren puertas,
en la puerta del rencor ni asomarme quiero,
voy dejando atrás la puerta de la ira,
arriba se hospeda la tristeza, derecha piso primero.

Voy caminando por la travesía de la Soledad,
solitaria como la esencia de un escenario sin duende,
como la clave de sol sin pentagrama,
como una estación a la partida de un tren.

Voy caminando sintiendo el placer que da la soledad
cuando sabes que realmente no estás solo.
La puerta donde habita el deseo se abre a mi izquierda,
en ella me adentro incitando a la tentación.

Voy caminando por la travesía de la Soledad,
solitaria como un beso lanzado al viento,
como la copa sin vino ni comensales,
como la incomprensión sin el entendimiento.

Voy caminando entrelazando sueños de añoranza,
a la derecha asoma la puerta del recelo,
criado a fuerza de inmadurez e inseguridad,
emergente de amor propio le hago oídos sordos.

Voy caminando por la travesía de la Soledad,
solitaria como el instante de un encuentro sin emoción,
como la vida sin unos momentos de magia,
como un camino todavía inexplorado.

Voy caminando sin volver la marcha atrás,
enfrente la puerta donde el amor se esconde,
con discreción, apenas sin hacer ruido, me invita a entrar,
a él me entrego ahora sin condiciones.

Voy caminando por la travesía de la Soledad,
solitaria como un sustantivo sin el adjetivo preciso,
como el aquí sin el ahora,
como un abrazo supeditado al tiempo.

Daniel (2011)

Desde el balcón


Desde mi balcón te observo,
tan bello, tan inmenso,
tan fresco, tan poderoso,
tan mío y tan de nadie,
desde mi balcón recuerdo…

Que el amor es un arma de doble filo
y que sin él, nada merecería la pena,
que un día fui el rey de corazones,
pero me duro poco, allá afuera
la gente no me lo permitió.

Que mi corazón tan lleno se encontraba
que terminó por desbordarse,
que mi egoísmo que tanto me ha ayudado
en contadas ocasiones, acabó por derrumbarte,
dejándome tirado en el camino.

Que mis principios y valores
cuan sólidos que estos fueran,
podían llegar a erosionarse,
que mi orgullo es más soberbio de lo que pudieras pensar,
que mi corazón nunca te deseará ningún mal.

Que el olvido vive a mitad camino
entre la esperanza y el dolor,
que el odio siempre anda de la mano
de una profunda tristeza,
que el rencor deja gravemente herido al corazón.

Que quisiera ser un gran aprendiz de sabio,
lejos de estarlo,
que la incertidumbre es el pan de cada día,
que aunque en la travesía sienta miedo
con valentía pudiera superarlo.

Que en el mercado del amor
nada se puede comprar ni vender,
que la música nunca ha de abandonar su son,
sea este del estilo que fuere,
donde converja en un punto de comunicación y encuentro.

Que no tengo un señor “Miyagi” que me enfoque,
cuando los acontecimientos de la vida me desvíen
y mi brújula deje de funcionar correctamente,
que cada cual debe vivir la vida a su manera
aunque la decisión venga acompañada por la eterna duda.

Que la humildad es virtud de algunos hombres evolucionados,
que algunos corremos detrás para alcanzarla
y que tantos otros no llegan ni a lograr seguirle el paso,
que la vida es aquello que al instante pasa
y que no deberíamos tomarla tan en serio.

Que realmente haces daño a la persona que amas
por escuchar de las ninfas el sonido embriagador,
volviendo a la realidad cuando ya es demasiado tarde
y entre aturdido y abrumado te das cuenta,
que tu barco ha zarpado dejándote el naufragio.

Que aunque a más de un hombre aletargado le irrite,
hay que seguir soñando de día y despierto.
Que desde este balcón frente al mar
me siento pequeño, perdido, incierto,
pero en calma.

                                                                                           

Daniel, 2011

miércoles, 11 de abril de 2012

Acabó por desbordarse


El agua fluía libremente siguiendo su curso
o al menos el curso que dichosa iba forjando
dejándose llevar a expensas de un futuro incierto,
ignorando el lugar donde se encontraría la desembocadura
que le haría dejar atrás el último trayecto recorrido.

Y de tan lleno que estaba el caudal,
este acabó por desbordarse.

A la espera la suave hierba,
que a su paso le regalaba un beso humedecido
por el suave rocío de la mañana,
adueñándose del instante y de su silenciosa atención.

Con la llegada del atardecer en clandestinidad,
el insatisfecho cervatillo acudía a calmar la sed
que otras aguas no supieron calmar.
Ante tan idílica escena, el sol ruborizado
se apresuraba a esconderse lentamente tras las colinas.

Y de tan lleno que estaba el caudal,
este acabó por desbordarse.

Unas veces, los recodos del camino lo acunaban
con sus caricias bajo un manto repleto de estrellas,
otras, la noche con su luz de luna le hacía
estremecerse y agitarse antes de volver a su inicial calma.

Y de tan lleno que estaba el caudal,
este acabó por desbordarse.

                                                                                             


Daniel, ´11

Contemplar


Vuelo hasta posarme
en lo alto de aquella cima
y contemplar...
contemplar lo insignificante
de los hombres
y cuan magníficos creen ser.

Contemplar el río
que nace pulcro y sereno
para correr con ligereza
a calmar la sed
del viajero que a su orilla se aproxima.

Contemplar desde lo alto
la mezquindad y la desigualdad del poder,
el dolor de la desgracia,
el engaño y la traición,
el apretón de mano del verdugo.

Contemplar esa pícara sonrisa,
el abrazo de la persona amiga,
el amor desinteresado de una madre,
el arte de esa guitarra,
y entonces, despertar.



                                                                                              Daniel, ´08

Para seguir siendo


Te leo, te comprendo...
para no perderme,
para no irme por otro camino,

para seguir entendiéndome
pese a las contradicciones de mi ser,
para que las circunstancias no me anulen,

para seguir estando bien
con lo mucho o lo poco que me quede,
para sentir la vida
con sus queridas pequeñeces,

para sentir su esencia,
aquella que me da la vida,
para equivocarme
y que no lo tengas presente,

para caerme
y así volver a levantarme,
para sentir su extremo
y así reaccionar a tiempo,

para sentirme tranquilo
con lo mucho o lo poco que haga,
para seguir siendo yo mismo
forjándome a retales de recuerdos,

para que el tiempo me despierte
siempre que lo necesite,
para seguir adelante
tenaz, en esta lucha sin iguales,

para seguir volando
sin importar la altura en que lo haga,
para seguir escuchando el son
y así amarte sin condiciones,

para escapar de aquello
que oprime el aire,
aire que con fuerza
resulta viento,

para respetar a mi gente
y no hacer daño al que 
se encuentre a mi lado,
para seguir creciendo
libre de amarres posesivos
y deseos desquiciados,

para seguir disfrutando del camino
ignorando las voces que me apremian,
para anular la ambición del infeliz,
del necio que se cree su cargo,

para seguir sintiendo el viento
que me despeina el cabello,
para que su fuerza me impulse
siempre que sea necesario,

para verlas venir
y disfrutar del momento,
para seguir subiendo a ese tren
y apearme las veces que hagan falta,

para que el recorrido sea largo
y el deseo insaciable,
para seguir subiendo a esas olas
que me lleven de vuelta a la orilla,

para que la proa de ese barco
enfile hacia el horizonte,
para que atraque en aquellos puertos
donde poder encontrarte,

para que vuelva a perderme
entre tus brazos,
para que vuelva a saciarme
de tus labios,

para que esa guitarra
no deje nunca de sonar,
para que estos oídos
nunca dejen de escuchar.
                                                                                             

                                                                                              Daniel  (Abril ´08)