miércoles, 19 de diciembre de 2012

Esperando tu regreso


Golpea y corta el hielo
frío que el tiempo enferma
no habrá sin ti otro cielo
y el reducto así merma.

Indefenso como un niño
alzo castillos de arena
de sueños es su aliño
la soledad no esta ajena

Hiela el alma este fuego
que incendia la esperanza
en brasas quedó mi ego
cesó el viento de bonanza.

Y ahora añoro el momento
en que anuncies regresar
tan solo en este encuentro
podrá el frío hielo cesar.



Daniel, 2012

Soneto perdido


Si la respuesta está cruzando el viento
si nos entregamos al caer la lluvia
si mi voz te susurra y siento
si el deseo viaja en tranvía.

Si tu ego crece y va en aumento
si mi mirada a la tuya desvía
tus labios me nombran por sotavento
nuestro amor se pierde en la vía.

Tu juventud empeña atardeceres
mi cuerpo vuelve a vestirse de lino
nuestro fuego incendia anocheceres

tus pechos añoran un buen vino
tus manos buscan mis amaneceres
tus pasos crean un nuevo camino.



                                                                  Daniel, 2012

viernes, 30 de noviembre de 2012

Al refugio del poniente


Bajo un sol de cada día abrasador
encontré un rinconcito de serenidad
donde la cuestión emerge sin cadenas
libre de garras de dirigentes ineptos.

Si nuestros ancestros observaran lo ocurrido
no entenderían donde perdimos la dignidad
como nos arrebataron aquello que tras años de lucha
miseria y hambre consiguieron con el sudor de su voz.

Aléjate del poderoso, la banca y su guadaña
entrégate al abrazo sincero de la solidaridad
que no confundan tus oídos con cuentos de tronos sin princesas

que no te anulen, grito al silencio alza
tus manos, de gotas esta formado el mar
las olas arremeten indómitas y gritan indignadas BASTA YA!


 Daniel, 2012

martes, 30 de octubre de 2012

En el umbral de los sueños


En el umbral de los sueños me hallé enredado,
confuso, obcecado en mi error.
La red tejida con nube y espuma de mar
no aprieta sino acaricia la razón,

la confunde, la olvida, la maquilla
de esperanza, de imposibles, de deseo,
le afloja las cadenas, la libera,
flota, vuela, la transforma en viento.

En el umbral de los sueños no existe el porvenir,
el tiempo atrapado en el digital minutero
escapa al tiempo, sucumbe a la magia,
tan solo el presente vuelve a dictar su tiempo.

Un rayo de luna muestra la entrada,
tan solo en el sueño habita la vida,
tan solo el que sueña se encuentra vivo,
el claro de luna difumina las sombras.

En un sueño nos encontraremos,
en un sueño nos entregaremos los dos,
en un sueño la humanidad tenderá su mano
encontrando el lugar y su punto de unión.

Quiero atravesar el umbral de los sueños
como una golondrina cruza los campos
solitarios huyendo del frío invierno,
conversar con aquellos que un día se marcharon,

que se les apagó el fuego
o se les extravió la vida,
volar con dragones, jugar con sirenas,
reinventarse siempre al llegar el alba.

                                                                                Daniel, 2012







lunes, 22 de octubre de 2012

Contigo


Quiero ser pañuelo que seque tus lágrimas,
quiero ser brisa que disipe tus dudas,
quiero ser viento que de ti arranque las penas
para llevarlas consigo hasta el dantesco infierno.

Tú eres el agua, yo la música,
música que tu emoción incendia,
agua que al vacío valle brota
de flores silvestres, simiente y miel.

Quiero ser la luz que irradia tu mirada,
tan igual a la luz que contemplé
abrazando la tierra que me vio nacer,
su arena, su mar, su cielo y su arado.

Quiero ser ritmo que contonee tus caderas,
tempestad previamente insinuada,
el puerto de tu vientre, la danza desnuda
que agita la llama de tus pechos.

Soy viajero errante vencido
por el ciclón del tiempo,
quiero que capitanees mi velero,
que no lo hundas, que lo encalles

en las tierras del deseo consumado
donde resista las embestidas del febril temporal,
deja que la espuma descienda por la popa,
no la detengas, ella solo busca libertad.

En ocasiones mejor solo que contigo,
alma libre que resiste a lo pactado,
corazón que muere lento
si el anuncio de tu adiós es definitivo.

Tú, que en mí afloras poesía,
tú, amor sin precedentes,
tú, pasión huracanada que arremetes
contra los salientes del camino.

A ti me entrego en sueño eterno,
en tus ojos me reflejo y me hago pequeño,
en tu mar de besos fondean mis labios,
a tu cintura me amarro y me envido.


Daniel, 2012

jueves, 30 de agosto de 2012

El comienzo


Gran hada que habitas
en la región encantada del bosque,
deseo que me lleves al instante
donde el sol nació,
llévame al preciso momento
en el que las partículas se aunaron
formando el agua de los mares,
de los ríos, del océano.

Llévame al preciso momento
en el que emergieron las montañas,
el árbol que precedió a los bosques,
el viento que voló los sonidos
ausentes de palabras,
el fuego que claudicó
ante la incesante gota de lluvia.

Gran hada que habitas
en la región encantada del bosque,
deseo que me lleves al instante
donde las estrellas dieron anclaje
en puerto Constelación
para alumbrar a los náufragos
perdidos a la deriva de la noche.

Llévame bien cerca de la luna,
deseo rodearla y ver su cara
oculta entre las sombras,
descubrir los secretos de alto costo
que en la noche allí se esconden.

Gran hada que habitas
en la región encantada del bosque,
transporta mi mirada
hacia algún punto de inicio,
hacia el vertiginoso infinito
que desafía cualquier tentativa del tiempo.

Vuela mi mirada
hacia el inicio de todo,
déjame ver la infinita esencia del universo
con su vértigo colmado de delirio.
Dime, cómo podría?
si precisamente por su condición de infinito
no existe tal comienzo?

Gran hada que habitas
en la región encantada del bosque,
quizás de esta manera entienda,
en que momento se nos dio la confianza
para hacer y deshacer
a nuestro libre antojo.
                                   Daniel, 2012



lunes, 30 de julio de 2012

La lluvia


Cae la lluvia…

A ti vuelvo con el paso cíclico del tiempo,
la compañía diferente a la de entonces,
vistes un vestido distinto,
los ojos emigran hacia lugares más cálidos.

Me encuentro de paso y solo puedo
observarte en la distancia,
espacio frío que no permite la interacción
con tus gentes, oler el aroma
que desprenden tus calles,
escuchar la sensualidad sonora
que escapa de tus alcobas,
caminar por tus orillas sintiendo
el cortante filo acariciando las mejillas.

Te imagino con la atracción de antaño,
tu bohemia ingrávida atraviesa el espacio
para tocar mi pluma.
De nuevo despiertan las palabras
desnudas latentes en el subconsciente,
astros que estallan del imaginario
existente en el universo del léxico.
  
El cielo llora finas lágrimas
que se desintegran en la boina
calada sobre mi cabeza,
quizás el instante se resiste
a ocultar la emoción de este encuentro.

Diferente, no por ello menos intenso
que entonces, tan solo distinto
en cuanto a conceptos y formas se refiere.

Y de nuevo, la lluvia…

(París)

                                   Daniel, 2012

sábado, 14 de julio de 2012

En cada uno de mis días estás presente

Seriedad en el semblante,
introvertido con aires de extroversión
hacia cierto público elegido.
De telón de fondo un gran corazón.

Tan igual a mí transcurridos todos estos años,
nuestro orgullo ya se encontraba entonces
motivando que no consiguiéramos
encontrarnos en determinadas ocasiones.

No puedes imaginar lo que agradezco,
que en mis desatinos más considerables,
mantuvieras la compostura y jamás
me dirigieras un verdadero reproche
ni una enojada reprimenda.

Me descubriste la poderosa medicina del rock´n roll,
que germinó en mí la fuerza y actitud necesaria
para afrontar los golpes que nos presenta
la existencia, construyendo parte de la identidad
que se iba forjando sobre cimientos bañados de sal.

A falta de Memphis,
nos bastó una tibia mañana juntos
por las calles de tu Ruzafa natal.
-Codo con codo y a caminar- pensamos.

Como no perdonar tus vicios y virtudes
de persona humana, con las debilidades
que supone el devenir cotidiano
a expensas de un futuro incierto.
Bien eras conocedor del valor de la mujer
que has tenido tantos años a tu lado.

Hombre de pocas palabras,
hombre reservado, con más talento
que oportunidades te brindó la vida,
trabajador como los de antaño.

No eran un libro abierto tus sentimientos,
admiré que jamás pronunciaste un sí
si quisiste decir no,
sin importar lo que se pudiera pensar de ti.

Como asumir, que tu vida
desapareció de manera casi inesperada
a lomos de un veloz caballo galopante
en un viaje sin billete de vuelta.

Como explicar, maldito desamparo,
que dejaste un vacío irremplazable
y que al margen del plano afectivo,
echo en falta tu ayuda de hombre habilidoso,
esas pequeñas cosas entre padre e hijo.

Me acompañas en cada piedra
que obro con mis manos
y modelo junto a tu recuerdo.
Porque te llevo tan dentro
y en cada uno de mis días estás presente.

Te encuentro en el viento
que acaricia los almendros,
impregnando con su suave olor
los campos del agreste pueblo de Torás.

Donde se entrelazan cenizas
y raíces, dando vida cada primavera
al almendro en flor que brota
revistiendo de galones tu estimada Peña.

Con todo y por ello de ti me siento orgulloso,
de no haber sido así no habrías sido mi padre.
Porque te llevo tan dentro
y en cada uno de mis días estás presente.


                                                                      Daniel, 2012