(Mi admiración y gratitud infinita
a “Salvem el Cabanyal”)
Pueblo nacido junto al mar,
hoy cesa el mayor temporal
que jamás azotó tus calles,
tus costumbres y tu identidad.
Pueblo nuevo del mar,
tras diecisiete años de
resistencia
vislumbras la luz
de un nuevo amanecer,
repleto de emociones y sueños,
repleto de raíces y futuro.
Hoy tus gentes de mar
cicatrizan la herida
impregnada de salitre y sudor,
hoy vuela la sencillez
sobre un nuevo sol naciente,
hoy las lágrimas destilan sal
para fundirse en tu orilla.
Hoy el poder de la especulación
se ahoga entre tus aguas,
hoy el escombro florece
brotando en pétalos de esperanza.
Vilmente estaban atravesando
tus entrañas con el frío acero,
tras años capeando el temporal
los regenerados vientos de
levante
vuelven a acariciar tu horizonte,
trayendo tu esencia infinita,
esparciendo tu olor marinero.
Barrio donde nací y soñé
despierto,
donde caí para volver a
levantarme,
donde lloré para volver a reír
después,
donde el cariño de mis abuelos
me envolvió como espuma de mar,
donde su recuerdo eterno vivirá
en la escollera inmortal,
barrio donde mi personalidad
y mi corazón se entrelazan
en acto ceremonial eterno.
Tus mujeres pasean bajo el sol,
tus mayores conversan junto al
mar,
las voces de tus pescaderas
resuenan en el mercado municipal.
Tus gentes marginales
exploran en tus rincones,
tus niños corretean
en tus jardines de sal.
Tu patrimonio histórico
que forman tus viejas
construcciones,
tus barcas varadas sobre la arena
del mar.
Tu vecindario sentado “a la
fresca”
con la llegada del calor,
tu crónica narrada
de pueblo de forjada identidad.
Tu mar en calma
y su temido levante,
tu luz mediterránea
que invita a soñar.
El pincel te acaricia
sobre el lienzo,
la pluma muestra
tu ineludible esencia.
A ti volverá el poeta
que escapó al exilio,
sobre tu arena
la ola regresa de vuelta al mar.
En tu presente convergen los
caminos,
sentado junto a las desgastadas
rocas
divisaré tu latido infinito.
Concebida en el Cabañal,
Daniela llega junto a la brisa
que avecina nuevos cambios,
llega como ola marina que se alza
ante el escombro de la
especulación.
Es el renacimiento del pueblo
y la llegada de nuevos
amaneceres.
Ahora el Cabañal se reinventa
y emerge sobre el horizonte
bañado de solidas esperanzas,
amarrando cabos de optimismo,
navegando entre sueños de
libertad.