lunes, 22 de octubre de 2012

Contigo


Quiero ser pañuelo que seque tus lágrimas,
quiero ser brisa que disipe tus dudas,
quiero ser viento que de ti arranque las penas
para llevarlas consigo hasta el dantesco infierno.

Tú eres el agua, yo la música,
música que tu emoción incendia,
agua que al vacío valle brota
de flores silvestres, simiente y miel.

Quiero ser la luz que irradia tu mirada,
tan igual a la luz que contemplé
abrazando la tierra que me vio nacer,
su arena, su mar, su cielo y su arado.

Quiero ser ritmo que contonee tus caderas,
tempestad previamente insinuada,
el puerto de tu vientre, la danza desnuda
que agita la llama de tus pechos.

Soy viajero errante vencido
por el ciclón del tiempo,
quiero que capitanees mi velero,
que no lo hundas, que lo encalles

en las tierras del deseo consumado
donde resista las embestidas del febril temporal,
deja que la espuma descienda por la popa,
no la detengas, ella solo busca libertad.

En ocasiones mejor solo que contigo,
alma libre que resiste a lo pactado,
corazón que muere lento
si el anuncio de tu adiós es definitivo.

Tú, que en mí afloras poesía,
tú, amor sin precedentes,
tú, pasión huracanada que arremetes
contra los salientes del camino.

A ti me entrego en sueño eterno,
en tus ojos me reflejo y me hago pequeño,
en tu mar de besos fondean mis labios,
a tu cintura me amarro y me envido.


Daniel, 2012

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