Un escalofriante halo de luz
atravesó el salón.
La ausencia golpeó su cabeza
con ahogado grito
tapizado de silencio.
El cortante y frío acero
congeló sus entrañas
tiñendo de plomo el cielo.
En segundos
su vida voló como fotogramas
de otra época ahora erosionada,
como caricias
que se pierden al contacto
del resentido cierzo,
como las notas
que tras apolillado letargo
indigestan el vientre
de un oxidado saxofón.
De esta manera
la valentía se disfrazó
de cobardía para
no volver a despertar.
De esta manera
la valentía se disfrazó
de cobardía para
no volver a despertar.
De esta manera
tembló la oscuridad
para sepultar su miedo.
Daniel, 2016
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