jueves, 12 de abril de 2012

Travesía de la Soledad


Voy caminando por la travesía de la Soledad,
solitaria como un corazón sin su fuego,
como una noche sin luna,
como una mirada perdida al vacío.

Voy caminando y a mi paso se abren puertas,
en la puerta del rencor ni asomarme quiero,
voy dejando atrás la puerta de la ira,
arriba se hospeda la tristeza, derecha piso primero.

Voy caminando por la travesía de la Soledad,
solitaria como la esencia de un escenario sin duende,
como la clave de sol sin pentagrama,
como una estación a la partida de un tren.

Voy caminando sintiendo el placer que da la soledad
cuando sabes que realmente no estás solo.
La puerta donde habita el deseo se abre a mi izquierda,
en ella me adentro incitando a la tentación.

Voy caminando por la travesía de la Soledad,
solitaria como un beso lanzado al viento,
como la copa sin vino ni comensales,
como la incomprensión sin el entendimiento.

Voy caminando entrelazando sueños de añoranza,
a la derecha asoma la puerta del recelo,
criado a fuerza de inmadurez e inseguridad,
emergente de amor propio le hago oídos sordos.

Voy caminando por la travesía de la Soledad,
solitaria como el instante de un encuentro sin emoción,
como la vida sin unos momentos de magia,
como un camino todavía inexplorado.

Voy caminando sin volver la marcha atrás,
enfrente la puerta donde el amor se esconde,
con discreción, apenas sin hacer ruido, me invita a entrar,
a él me entrego ahora sin condiciones.

Voy caminando por la travesía de la Soledad,
solitaria como un sustantivo sin el adjetivo preciso,
como el aquí sin el ahora,
como un abrazo supeditado al tiempo.

Daniel (2011)

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